En tu cama, desnudos, somos el origen...
el epicentro mismo de la primera semilla.
Olvidados del mundo flotamos libremente
como dos nonatos en el vientre de la tierra.
Desnudos en tu cama abrazamos el fuego
cautivados por la luz que ha surgido en la penumbra.
Enredamos nuestros cuerpos en un nudo indisoluble;
la alianza que alimenta el corazón entumecido.
En tu cama, desnudos, recorremos el paraíso
de la mano generosa de la naturaleza.
Maravillados los dos de su sabiduría inmensa,
sin manzanas, ni serpientes, ni pecado, ni castigo.
Desnudos en tu cama alcanzamos el cielo.
Descubrimos el secreto más allá de las estrellas,
en un instante infinito en que el tiempo se detiene
para dejarnos beber de las aguas de la vida.
En tu cama, desnudos, nos rendimos al sueño,
respirando al unísono en hermético abrazo.
Protegidos por el hechizo de las sábanas blancas
aguardamos la llegada de un nuevo ciclo.