Alegre te trajo el verano
con trazo libre y ligero;
el cielo te puso en los ojos,
rayos de sol en el pelo.
Ese amor que tanto anhelabas
floreció con la primavera;
un otoño dio el primer fruto,
dos guardaste en tu seno.
Te llevó, triste, el invierno,
en un manto húmedo y negro,
regando, infame, el camino
con sus lágrimas de hielo.
A la vuelta nos vemos, dijiste
sin saber aún todo aquello
ignorando hasta donde llegarían
esas palabras dichas al vuelo.
Ahora que asoma el verano
busco tu mirada en el cielo
a ver si se apiada una brisa
y desata este nudo en mi cuello;
si derrite el calor esta pena,
si un rayito ilumina mi duelo,
si trenzando estos mil y un recuerdos
encuentro un pequeño consuelo.
O si apareces, por fin, en mi sueño
para verte a los ojos de nuevo
para decirte con un largo abrazo:
Ve tranquila, a la vuelta nos vemos.
D.S.C.
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