martes, 23 de febrero de 2021

TÚ ME ENSEÑASTE

 

Desnudo caminabas hacia mí por las tardes, con los brazos abiertos.

Desnuda yo, corría a tu encuentro y te abrazaba

y te miraba

y no dejaba de mirarte.

Desnudos los dos, caminábamos de la mano.

 

Dejábamos pasar el tiempo y la gente a nuestro lado,

trenzando tú mis cabellos y yo jugando con los dedos de tus pies.

Cualquier lugar era perfecto.

Desnudos los dos, nada nos hacía falta.

 

Pero tus ojos se cubrieron con un velo transparente

luego fueron tus palabras...

y así, después, tu ser completo.

Desnuda yo, pero tú cubierto.

 

Caminábamos, como siempre, de la mano bajo la lluvia,

pero sólo yo me mojaba...

Y seguimos caminando,

y seguí dejando que tu velo me cegara.

Y yo seguía desnuda... y comencé a sentir el frío.

Hasta que un día inesperado apareciste vestido de pies a cabeza.

No te reconocí con esas ropas.

Algo mataste al vestirte.

“Todo acabó” te dije entonces, y tú sólo miraste el suelo...

y vi que llorabas en silencio.

Pero tú te habías vestido... y eso te hizo otro.

Observé mi cuerpo frágil, y me di cuenta de que la desnudez es peligrosa...

Entonces, contemplé tus ojos por última vez.

Te anudé la corbata y te besé la frente,

y me marché

Desnuda, pero con botas de cuero.

 

D.S.C.

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