Por primera vez va a celebrarlo. Al fin llega este día encontrándola feliz en una relación estable. Su cita viene con retraso, pero no es de extrañar. Espera tranquila disfrutando un Margarita. El lugar es espléndido y también la música. Las parejas a su alrededor le parecen tiernas –y no idiotas, como antes- y hasta encuentra romántica la propuesta de matrimonio en la mesa de al lado. No le molestan los repetidos “¿Todo bien?” del garzón, y sólo cuando dan las diez empieza a llamar.
Le cuesta, eso sí, mantener la sonrisa mientras pide la cuenta después de leer en su teléfono el mensaje: “Tenemos que hablar”.
D.S.C.
Ohh... La frase maldita...
ResponderEliminar